“Hemos logrado romper con el paradigma de que el control depende de la cantidad de producto aplicado”
La agricultura argentina tiene hoy todo a favor para explotar al máximo su potencial: el marco económico y las tecnologías disponibles permiten pensar en dar un nuevo salto en la productividad.Pero, en ese camino, no debe perderse de vista una demanda creciente de la sociedad en su conjunto: el cuidado del medio ambiente, que le de sustentabilidad productiva y social al negocio agrícola.En ese contexto, hay una potente innovación en el agro que viene a cumplir con ambos objetivos (aumentar la productividad y cuidar el ambiente): la nanotecnología.Hace pocos días, se llevó a cabo en Buenos Aires el congreso de nanotecnología del Mercosur, que reunió a las principales empresas y científicos vinculados a ella de todos los países miembros.La única empresa vinculada al agro que participó fue Surcos, la principal compañía de agroquímicos de capital 100% argentino y que es pionera en incorporar la nanotecnología al sector.Allí, Antonio Cavaglia, gerente de Marketing, presentó ante un selecto grupo de empresarios y científicos, la evolución de la nanotecnología en los fitosanitarios. Además, hizo un resumen de sus principales ventajas, que vale la pena repasar.
Por un lado, el ejecutivo destacó que hay rubros de fitosanitarios en los cuales los productos con nanotecnología ya representan el 20% del mercado. Es el caso, por ejemplo, del estratégico 2.4d, en el cual el Dédalo Elite, el herbicida de Surcos con estas características, está creciendo fuerte.Sebastián Calvo, presidente de la firma, explica que es muy importante estar posicionados de esa manera con la nanotecnología en 2.4d, porque se espera que sea un producto cuyo consumo crezca fuerte en los próximos años, cuando lleguen al mercado las sojas resistentes a nuevos herbicidas, como dicamba, 2.4d y glufosinato de amonio, por ejemplo.Esos cultivares ya se están sembrando en los otros dos principales países sojeros del mundo: Estados Unidos y Brasil, pero en la Argentina todavía no están en el mercado (aunque los semilleros tienen todo listo), porque no se aprueba una nueva Ley de Semillas que les permita cobrar por sus desarrollos. Pero más tarde o más temprano, una nueva norma saldrá.Más allá de las situaciones de mercado, Cavaglia destacó ante el auditorio las ventajas que significa la nanotecnología para el agro en su conjunto. “Hemos logrado romper con el paradigma de que el control depende de la cantidad de producto aplicado”, resumió.Es que la nanotecnología permite reducir las dosis de agroquímicos por hectárea y, al mismo tiempo, aumentar la eficiencia. Es, justamente, el camino que debe recorrer la agricultura para aumentar su productividad y ser, al mismo tiempo, cada vez más sustentable en relación al medio ambiente.El gerente de Marketing explicó que en la mayoría de los casos se logra reducir en más de un 50% la cantidad de principio activo agroquímico que se aplica por hectárea. Eso sucede, por ejemplo, con el dicamba, que además tiene una volatilidad mucho menor.Calvo les explicó a los asistentes a la cumbre nanotecnológica del Mercosur que “la drástica reducción de la volatilidad es clave para que el dicamba con nanotecnología pueda ser utilizado en áreas periurbanas y no tenga restricciones en ninguna provincia argentina”.Varios científicos comentaron en el congreso que este tema, justamente, no es menor, porque tienen presentes los problemas que se presentaron con los dicambas comunes en algunos estados de Estados Unidos, que terminaron prohibiendo el producto por los daños generados en cultivos vecinos a las sojas que debían ser su único objetivo.“La nanotecnología significa una importante reducción de los riesgos para los centros poblados y para los cultivos vecinos a los que se están fumigando”, resumió Cavaglia.Otro de los puntos que llamó la atención de los asistentes al congreso fue la casi imperceptible presencia de residuos de fitosanitarios en los productos de la cosecha, lo que asegura su inocuidad pensando en la alimentación como destino final.En cuestiones más agronómicas, las formulaciones con nanotecnología también han permitido tener un manejo más flexible de algunas cuestiones estratégicas. Por ejemplo, el ya mencionado Dédalo Elite, un 2.4d, puede aplicarse sin problemas hasta 7 días antes de la siembra de soja, lo cual es un dato para nada menor.Cavaglia captó la atención del auditorio con todas las ventajas de la nanotecnología aplicada a la agricultura, un sector que los científicos y empresarios presentes en el congreso ven como una estrella de la economía del Mercosur para los próximos años.Entre otros datos, también contó que los fitosanitarios nanotecnológicos son más compatibles que los demás para mezclarse con otros productos en el tanque de la pulverizadora que los va a aplicar.Así, generan una mayor eficiencia en la aplicación, impulsando la productividad y, al mismo tiempo, reduciendo las dosis necesarias.Surcos fue la compañía pionera en la incorporación de nanotecnología a los fitosanitarios en la Argentina, hace más de una década, pero tiene más de 40 años de trayectoria en el mercado. Con esa experiencia, su presidente Calvo no duda en afirmar que seguirán trabajando fuerte para crecer.Por un lado, en el mercado argentino, pero también en el exterior. Recientemente obtuvieron las patentes para varios productos con nanotecnología en países estratégicos como Rusia y Ucrania, líderes en cultivos de invierno como el trigo.Así, se abren nuevas fronteras para los productos elaborados en Argentina, con conocimiento argentino.“Nuestra agricultura tiene mucho para crecer en eficiencia y sustentabilidad, y también tiene mucho para aportarle a la economía del país, con más exportaciones”, dice Calvo.Con ellos, la nanotecnología también va a jugar ese gran partido.