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Este año, el barbecho será más importante que nunca

El tema es clave para mantener la rentabilidad de los cultivos, y más en años como este en el cual los márgenes se estrechan.

En un año con la soja en baja y el dólar casi quieto, suele achicarse la rentabilidad. Pero en la Argentina todavía hay márgenes positivos, que pueden ser aun mejores si se hace un buen trabajo agronómico. Para lograrlo, el momento del barbecho, por el que atraviesan por estos días muchos lotes en el país, es absolutamente fundamental.

Por eso, Enrique Fernández, gerente de Desarrollo y de Marketing de Surcos, la principal empresa de agroquímicos de capital nacional, aporta una serie de consejos estratégicos para ser eficientes en esta etapa que determinará, en buena medida, los resultados económicos que tendrán los productores en esta campaña.


“Primero, debemos recordar que mantener el lote limpio de malezas es fundamental, porque consumen el agua y los nutrientes que son vitales para los cultivos”, arranca Fernández.

Y, luego, recuerda que al diseñar la estrategia de control que se usará en el barbecho, hay que tener en cuenta qué se hará en todo el ciclo del cultivo, porque hay muchos productos que no se pueden aplicar una vez que la semilla está implantada.

El experto va directo a uno de los problemas que muchos suelen tener en el campo: las mezclas de productos que terminan siendo incompatibles. “La solubilidad del agua es menor con el frío y es común que se corte el caldo por ese motivo, sobre todo cuando se mezcla glifosato con 2.4D salamina. El agregado de atrazina también puede generar problemas”, describe.


Ante estas posibilidades, que generarían enormes perjuicios económicos, Fernández recomienda llenar el tanque solo hasta sus tres cuartas partes, y usar productos compatibles. “Nuestro 2.4D (Dédalo Elite, producido con nanotecnología) va muy bien con cualquier glifosato. Lo que lo hace el más compatible del mercado, aun cuando se use un bajo volumen de caldo por hectárea, es su formulación especial y que tiene un pH muy similar”, explica.


Ninguna aplicación sería realmente eficiente si no se pensara en el largo plazo, porque podría controlar un problema de malezas ahora pero empeorarlo para el futuro. Por eso, el ejecutivo sostiene que es clave usar mecanismos de acción diferentes entre una pulverización y otra, para evitar favorecer la resistencia de las malezas a algún principio activo herbicida.

Otro consejo de Fernández que vale la pena no olvidar es usar productos residuales en los barbechos, como atrazina, prometrina, acetoclor o metoalaclor.

En los últimos años, uno de los principales problemas de malezas que se registra en el país tiene que ver con la rama negra. Justamente en los meses de julio/agosto comienza la elongación de esta planta y es ahí cuando resiste al glifosato. “Por eso es importante agarrarla antes, en estado de roseta, con productos post-emergentes. Por ejemplo, una combinación de 2.4D más glifosato”, dice Fernández.

Y agrega: “Tomada en tiempo y forma, la rama negra se puede controlar, pero si no se hacen los tratamientos tempranos, se escapa y, con eso, se genera un fuerte aumento en los costos”.

El tema es clave para mantener la rentabilidad de los cultivos, y más en años como este en el cual los márgenes se estrechan. Está claro que las malezas duplicaron y hasta triplicaron los costos para su control.


Un barbecho tradicional - explica el gerente de Desarrollo de Surcos-  salía 10 dólares por hectárea (2 litros de glifosato premium más 0,5 litros de 2.4D). Pero ahora en muchos casos hacen falta 2,5 litros de glifo, 1 litro de 2.4D y 0,1 litro de Dicamba, todo lo cual suma cerca de 20 dólares por hectárea. Y en muchos casos hay que repetir la aplicación.

Pero no todo es barbecho en esta época. Muchos lotes están con cultivos de invierno, como el trigo. Y en esos casos hay que comenzar a estar atentos a las enfermedades que pueden detectarse ya con el comienzo de la encañazón, porque pueden tener un fuerte impacto en el rinde. Por ejemplo, mancha amarilla y roya.

De acuerdo a la incidencia, hay que evaluar si hace falta aplicar un fungicida curativo (un triazol) o uno curativo y, a su vez, preventivo (triazol más estrobirulina), explico Fernández. “En el primer caso, sugerimos Argus y, en el segundo, Acento, que le brinda al cultivo protección por unos 25 días adicionales”, precisó.

Pero allí no terminan los consejos para este cereal de invierno, que ha vuelto, por suerte, a ser protagonista en los planteos agrícolas del país. Puede resultar muy útil, también, tener algún esquema de fertilización foliar para hacer junto con la aplicación de fungicida, lo que permite impulsar tanto los rindes como la calidad, algo de vital importancia para lograr, así, una buena comercialización del grano.

Esto puede lograrse con productos a base de nitrógeno o con una combinación de nutrientes que incluya macro y microelementos. Para el primer caso, los de Surcos recomiendan Surón y, para el segundo, Nutriplant.

Pensando en la eficiencia, en la productividad y en la rentabilidad que necesita el productor, Fernández es claro: “todo esto se puede aplicar en el mismo caldo y no baja la eficiencia de los productos, sino todo lo contrario, porque una planta más fuerte es, definitivamente, una planta más sana”.


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