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Las patentes, un eje clave también para el negocio de los agroquímicos

“Las patentes deben cuidar de manera ecuánime a la industria. Para eso, deben existir y tener una duración razonable”

Mientras la Unión Europea y el Mercosur debaten cómo manejarán el tema de las patentes en el futuro del sector, la principal empresa nacional del rubro, Surcos, obtuvo dos para productos estratégicos en Brasil, el mayor mercado mundial. A nivel local, mientras tanto, las aprobaciones se hacen esperar. Un repaso a fondo por un tema clave.

Mucho se habla entre todos los actores del negocio agrícola en la Argentina sobre la necesidad de una nueva Ley de Semillas, que proteja la propiedad intelectual de los desarrollos que hacen los semilleros. Pero poco se menciona un tema que tiene relevantes puntos de contacto: el de las patentes en los agroquímicos, que también es clave.

Entre los actores del sector de los agroquímicos en la Argentina hay empresas nacionales que registran las patentes de sus desarrollos en el exterior, para crecer con sus exportaciones, y que también lo hacen en territorio argentino, para abastecer el mercado local. Además, hay aquí compañías extranjeras que, con las patentes, buscan sostener y expandir su negocio.

Entre las firmas nacionales, la mayor es Surcos. Su presidente, Sebastián Calvo, cuenta que recientemente les aprobaron las patentes de dos productos estratégicos en Brasil, el mayor mercado de agroquímicos del mundo. Se trata de su 2.4d Dédalo Elite y de su dicamba Cowboy Elite, que podrían estar vendiendo allí a partir del 2019.

“Son productos que no existen en Brasil, por su formulación totalmente diferente, especialmente desarrollada por nosotros, que ya está instalada en la Argentina y que nos identifica, que insume un 60% menos de principio activo, lo que mejora la eficiencia de aplicación y el cuidado del medio ambiente”, explica el ejecutivo.

Las autoridades brasileñas reconocieron, de esa manera, la novedad que significan esos productos y les otorgaron las patentes correspondientes. Se trata de un dato de alto impacto no solo para la compañía, sino para toda la industria de agroquímicos argentina, ya que Brasil es el principal mercado mundial y uno de los productos a los que se le otorgó la protección de las patentes (el 2.4d) constituye el segundo herbicida más utilizado en Brasil (el primero es el glifosato).

La noticia del otorgamiento de estas patentes se conoce en momentos  en que hay importantes negociaciones en marcha sobre las de muchos productos agroquímicos que tienen las principales compañías europeas en la Argentina.

Esas negociaciones se dan en el marco de los debates para la firma de un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, que hace pocos días se trató en Buenos Aires, aprovechando la reunión de la Organización Mundial de Comercio.



Hace pocos días, la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC), abrió sus sesiones en Buenos Aires. El tema de los agroquímicos fue parte de la negociación.

De acuerdo a fuentes bien informadas de la industria, los negociadores europeos buscan aprobar varios puntos que beneficiarían a las principales compañías de ese continente presentes en la Argentina.

Por ejemplo, extender el tiempo de vigencia de las patentes, modificar los métodos para su registro (lo que extendería en la práctica aún más la vigencia de las patentes) y modificar la protección de datos sobre los desarrollos (una cuestión de procedimientos que, en la práctica, sería un tercer factor que alargaría la vigencia de las patentes).

Estos temas se definirán, probablemente, cuando se ingrese en la revisión de la letra chica de los acuerdos, que negocian los representes europeos y los de todos los gobiernos del Mercosur, incluyendo a la Argentina.

Está claro que aquí, en nuestro país, las patentes también son un tema central. Por eso los europeos buscan extenderlas. Y los argentinos, por su parte, buscan que los organismos del Estado escuchen sus inquietudes para registrar nuevas.

En la empresa de Calvo, que tiene una larga experiencia en la materia y es líder en la incorporación de nanotecnología a los fitosanitarios, cuentan que ellos tienen pendientes varios trámites de inicio de patentes de diferentes productos en el INPI (Instituto Nacional de Propiedad Industrial), el organismo que los aprueba, que depende del Ministerio de Producción de la Nación.

“El INPI es el organismo que debe declarar que nuestros desarrollos tienen `mérito inventivo´. Es el primer paso para el otorgamiento de las patentes. Se trata de un procedimiento similar al que transitamos ahora en Brasil o antes en Rusia y Ucrania, donde a principios de año también nos otorgaron varias patentes sobre nuestros productos elaborados en las plantas de Buenos Aires y Santa Fe”, explica el ejecutivo.

La idea que tienen en Surcos es aumentar la producción, tanto para el mercado local, para lo cual la protección de las patentes es muy importante, como para abastecer los nuevos destinos que se están abriendo en el exterior. “Son más dólares que entran al país, y no para la especulación financiera”, afirma Calvo.

Sin embargo, los trámites locales son lentos, lo que muchas veces pone en riesgo la inversión de las empresas, cuyos inventos podrían ser copiados mientras no estén protegidos.

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